¿Trabajo con sentido?




Días atrás un ex alumno y hoy ya Ingeniero Comercial titulado de Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, me escribe pidiéndome una orientación respecto al diseño de su carrera profesional.

Gratamente pude darme cuenta que ya contaba con una visión clara acerca de la línea de trabajo que quería desarrollar en el futuro, no obstante, el camino a recorrer estaba en dudas.

Este hecho que podría irrelevante fue clave para poder orientarlo. Yo le llamo otorgarle sentido al trabajo. En otras palabras, se trata de definir qué es lo que quiero desarrollar en términos de habilidades y conocimientos en el trabajo que estoy desempeñando o que busco desempeñar para que me acerquen a mis objetivos personales y profesionales.

Un trabajo no sólo consiste en venderle a otro, semana tras semana, 45 de nuestras 168 horas disponibles y recibir por ello a cambio una remuneración mensual. Un trabajo con sentido, requiere también que yo me defina aquellos crecimientos personales y profesionales que quiero lograr a través de él.

Te propongo estas preguntas para tu reflexión, 
¿qué logros deseas alcanzar a través del trabajo que actualmente desempeñas o quisieras desempeñar en el futuro? 
¿qué plazos te defines para lograrlos?

LA MARCA PERSONAL


El proceso llamado personal branding consiste en realizar acciones planificadas y conscientes para influir en cómo nos perciben los demás.

Alerta: Si no descubres, defines y haces crecer tu marca personal, si no te «marcas» a ti mismo, alguien lo hará por ti y no necesariamente con imagen que pueda gustarte.









Las notas y títulos profesionales no son

suficiente

Uno de los desafíos que se deben enfrentar al momento de construir la marca personal, es el paradigma que se arrastra desde el siglo XX y que alguna forma nubla los sentidos al momento de fijar los pilares diferenciadores del diseño de dicha marca personal.
En nuestra sociedad desde niños somos valorados por los resultados académicos obtenidos en la adquisición y retención de información desde el período pre escolar hasta la Educación Superior. Finalmente, esa valoración se traduce en notas y se entiende, erróneamente, como un reflejo de nuestras capacidades, competencias y habilidades avalado por una colección de certificados y títulos de pre y pos grado.
Probablemente esto se ha mantenido hasta nuestros días porque es más fácil de medir.
Sin embargo, a diferencia de lo que ocurrió en el siglo XX hoy nos encontramos con demasiados profesionales buenos, de perfiles homogéneos y con poca diferenciación desde el punto de vista académico. Esto le ha dado el carácter de commodities a algunos profesionales. Y como ocurre con cualquier commodity, la tasa de reemplazabilidad de ellos es alta.
Al haber un exceso de profesionales calificados, desciende su cotización. Varios rebajan su «precio» o incluso regalan su trabajo para mantenerse en sus puestos.


¿Cómo hacerlo para no devaluarte, sino posicionarte como alguien relevante y deseable?

NEUROCIENCIAS Y CREENCIAS

CEREBRO Y CREENCIAS 

Una creencia es una idea que consideramos verdadera y a la que se da completo crédito y se considera como cierta. En consecuencia, nuestras decisiones, comportamientos y resultados estarán restringidas al alcance de dichas creencias.



Las creencias básicas las aprendimos cuando eramos niños entre los 0 y 6 años años de edad aproximadamente.


Todo lo que vivimos, experimentamos y observamos en ese período: la educación, la relación padre-hijo en la primera infancia, los medios de comunicación, los amigos y figuras, cercanas o no con influencia, a las cuales hemos creído; prácticamente todo lo que nos han dicho o enseñado van conformando nuestro sistema de creencias. En rigor, esto implicó que en nuestro cerebro se fueron conectando una infinidad de redes neuronales, labrando de este modo rutas que a su vez fueron constituyendo patrones de decisión, hábitos de comportamiento que hacen que el cerebro se vuelva más efectivo y eficiente, con el consiguiente beneficio de reducción en su consumo energético.

AUTOMATISMO DE LAS DECISIONES
Nuestro cerebro trabaja para un objetivo central: tomar las mejores decisiones que permitan asegurar nuestra supervivencia. Esto hará que nos alejemos de situaciones que "ha aprendido" que son riesgosas y nos movilizará ante situaciones que "ha aprendido" que traen beneficios o recompensas.

De este modo, nuestro cerebro construye una serie de patrones de decisiones para actuar ante la detección de determinados estímulos y que van quedando guardados y grabados como pilotos automáticos en nuestra mente metaconsciente. 

Si bien es cierto que el proceso de formación y/o acomodo de creencias nunca desaparece, el hecho de quedar insertos en el plano metaconsciente  dificulta  que, la mayoría de las veces, no tengamos consciencia de nuestro paquete de creencias.

Todo esto obstaculiza el proceso de darse cuenta, así como también el proceso de transformación. 

TIPOS DE CREENCIAS
En forma simple podemos indicar dos tipos de creencias: 



Creencias limitantes:  Aquellas que limitan y paralizan
Creencias potenciadoras: Aquellas que facilitan y empujan el crecimiento y efectividad. 




Agradezco a cada una de las personas que asistieron a esta charla realizada en la ciudad de Iquique. En especial a Sandra Gallegos, Directora Académica del Instituto Profesional Santo Tomás quien nos dio todo el apoyo y facilitó toda la infraestructura necesaria para su realización.

Neurociencia Aplicada
En este nuevo siglo disponemos de la posibilidad de contar con los enormes aportes que está realizando la neurociencia, en cuanto a la investigación del funcionamiento del cerebro y así conocer la base biológica de la conducta humana. De este modo, los conocimientos aportados nos permiten abordar desde una perspectiva muy distinta diversos ámbitos de la actividad humana.


El pasado jueves 28 de junio compartimos en una charla gratuita realizada en Iquique algunas de estas informaciones aplicándolas a diversos ámbitos como el emprendimiento, la educación, el desarrollo personal y la dirección de organizaciones.




Luego de varios años investigando y poniendo en práctica los aportes de las neurociencias, soy un convencido que no es suficiente con el dominio de las teorías clásicas que son sustento de esas



Gracias a todos y todas quienes vencieron el frío, el desgano y la tentación de irse pronto a sus casas 😟... algo propio de esta estación del año y participaron de las dos charlas gratuitas que realizamos en el mes de mayo y junio 2018 ✔️✔️✔️



Los invito a ver el siguiente video con algunas fotos y testimonios de sus participantes


Importante: 
No desestimen algunas ideas claves que compartimos en el taller:

  • La naturaleza de nuestros pensamientos diarios conforman la base bioquímica que explica en gran medida nuestros resultados
  • Somos resultado en gran medida de nuestra configuración neuronal, la cual se conformó en nuestros primeros años de vida
  • Nuestro desempeño, se ve afectado por las creencias limitantes o empoderantes
  • Así como existe un "cerebro de nuestra cabeza" existe también un "cerebro del corazón"
  • Y la más importante: Contamos con los recursos internos para poder reconfigurar nuestras conectividades neuronales que son el soporte de nuestros comportamientos y resultados




Finalmente les comparto una invitación para participar del Programa de Neuroentrenamiento "Ahora Prográmate Tú" que iniciaremos muy pronto

En breve les haré llegar los detalles de contenidos, fechas y valor de esta actividad

¡Un afectuoso saludo!
Hugo Sagredo




Para compartir


Liderazgo y habilidades blandas

Publicado en El Mercurio de Valparaíso


Existe pleno acuerdo que para alcanzar objetivos en cualquier organización, se requiere contar con líderes en diferentes puestos dentro de su estructura. Más aún, un estudio publicado hace tres años atrás por América Economía daba cuenta que el 92% de los proyectos que no habían visto el éxito en su puesta en marcha, encontraban sus razones en dinámicas grupales propias de organizaciones humanas. Entre estas se encontraban los conflictos interpersonales y grupales, problemas de comunicación, descoordinación, falta de compromiso, etc. 

Las razones apuntaban mayormente no a la escasez de tecnología o financiamiento sino a los pobres liderazgos de las personas a cargo de dichos proyectos.

Una cifra alta si se considera su efecto en los costos sociales y económicos ocultos que esta cifra conlleva.